Zapatero: nota de una vecina

Barrio Lastarria, un barrio depredador

Don Alberto Arrochas trabaja en su reparadora de calzado ubicada en calle Merced, desde hace 47 años. Nos enteramos con mucha tristeza y preocupación que a fines de octubre debe entregar el local, donde ha desarrollado por casi medio siglo un oficio de mucha utilidad para los vecinos, considerado si no me equivoco, un Patrimonio intangible o Patrimonio viviente como suele llamarse.  Se trata de una habilidad que se traspasa de padres a hijos, de generación en generación y se continúa. Un oficio que tiende a desaparecer, en este caso, debido a la especulación inmobiliaria; un arriendo de $400.000 puede subir sin explicación alguna a $1.200.000.

Desde hace aproximadamente unos diez años, hemos visto cómo nuestro barrio se fue convirtiendo en un barrio de mentira, artificial. En forma paulatina fueron desapareciendo el almacén de la esquina por un restorán; la carnicería por otro restorán; la tienda de antigüedades por una cafetería; el edificio patrimonial de Merced con Lastarria será otro restorán de nombre rimbombante; la peluquería por no se sabe qué, pero va para restorán, sin duda y para qué seguir con el interminable listado de pequeños mall; tiendas, edificios convertidos en patio de comida; heladerías; patentes de alcohol sin restricciones; músicos con amplificación en la calle, en ocasiones 3 o 4 grupos; vendedores ambulantes ilegales,  y otros interminables etcétera. Debemos convivir con la contaminación acústica; contaminación ambiental que provoca la basura de los restoranes y caminar pidiendo permiso entre mesas, sillas, garzones, bandejas; ya que todos atienden público en las veredas.

A esto debemos agregar que por ser un barrio tan “entretenido” para los visitantes, la especulación de precios y arriendos es salvaje. ¿En qué momento se confundió un lugar patrimonial e histórico, con un “barrio bohemio” y “hagamos lo que queramos”? En este punto, debemos recalcar que con toda esta intervención depredadora, porque finalmente, todo vale para llenarse los bolsillos y no pensar en un barrio como tal, esto pasó de Histórico a histérico. ¿Nosotros pedimos vivir en medio de este entorno que nos han impuesto. ¿Nos han preguntado? ¿Han reparado en algo la pobre calidad de vida que nos ha traído todo este discurso disfrazado de bienestar? Porque es lindo, entretenido; cuando realmente se trata de un mercadeo donde el único proyecto es el enriquecimiento a costa de destruir un barrio y provocar el éxodo de quienes vivimos acá hace más de 30 o 40 años.

Paradojalmente, quienes residimos aquí, no podemos beneficiarnos de nada, ya que los precios están pensados para los turistas, lo mismo que los arriendos y finalmente una de las pocas personas que tenía un negocio útil para nosotros los vecinos, deberá cerrar la reparadora, quedando así sin sus clientes, ni su fuente de trabajo y nosotros despidiendo al “zapatero” que por años nos atendió. Y así, en el barrio tan “entretenido”, nosotros no nos entretenemos; por el contrario, vemos con tristeza cómo se trastocaron las prioridades. Es necesario que se sepa, que la diversión en este barrio Lastarria, es a costa de otros seres humanos.

Livia Grácola Leiva
Vecina Lastarria-Bellas Artes