Si bien la regulación internacional permite el uso de gases lacrimógenos como armas antidisturbios no letales, es momento de pensar en la salud de las personas que están constantemente expuestas a este tóxico gas.
La inhalación de chlorobenzylidenemalononitrile (CS) produce irritación en ojos, boca, nariz, bronquios y demás mucosa expuesta; dificultad respiratoria; tos; lagrimeo; sensación de quemadura en la piel, entre otros efectos. Estudios recientes señalan que estar expuesto a este gas provoca propensión a desarrollar enfermedades respiratorias, con mayor razón en contexto de pandemia donde las vías respiratorias son las más afectadas, esto debería estar regulado.